De entre todas las facetas que he desempeñado dentro de la música, hay una que me sigue pareciendo la más embrujadora, la más hipnótica, la más íntima y la más honesta: el momento en el que uno se encuentra cara a cara con un espacio en blanco al que hay que dar forma, el oficio de compositor.

Un gran número de mis referentes, de mis ídolos, en este mundo de la música son compositores, muchos de ellos en ocasiones desconocidos para el mismo público que sí conoce, en cambio, sus canciones. Adoro las canciones de Stephen Sondheim, de Cole Porter, de los hermanos Gershwin, de Manuel Alejandro, de Quintero, León y Quiroga, de los que escribieron tangos, boleros, coplas, y de un largo etcétera.

He compuesto las letras y músicas de las canciones de todos mis discos, a excepción de los poemas de Jaime Gil de Biedma, a los que puse música.

Mis últimas composiciones para otros artistas son: